Por qué va lento Internet y cómo solucionarlo
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Sólo hay algo peor que una conexión de Internet que no funciona: una conexión a Internet que va despacio, algo que puede llegar a ser exasperante y que puede estar ocasionado por distintas razones, cada una de ellas con una posible solución bien distinta.
-Conocer la velocidad de la conexión: Sería el primer paso, verificar mediante algunas de las múltiples páginas web que permiten calcular este dato qué velocidad de conexión hay disponible. El proceso se lleva a cabo mediante el cálculo de la velocidad de envío y recepción de un paquete de datos, lo que permite conocer tanto la velocidad en Mbps (megabits por segundo) como el ping (tiempo que tarda en llegar el primer bit de información que se envía), con lo que se conocería la latencia, una información esencial especialmente para los gamers.
-Accediendo al router: Como primer paso en muchas ocasiones habrá que acceder a la configuración del router, algo que habitualmente puede hacerse desde cualquier navegador de Internet mediante la dirección URL «192.168.1.1» (escribir sin las comillas). En la caja del propio router, en una pegatina en la parte trasera o inferior o en las instrucciones suele aparecer el nombre de usuario y la contraseña para acceder a la configuración. Habitualmente y por defecto nombre de usuario y contraseña pueden ser «admin» así que el primer consejo sería cambiarla por otra menos sencilla y guardarla en un sitio seguro.
-WiFi: A veces el problema está en casa y el causante es la propia conexión inalámbrica doméstica, con dos posibles variantes, problemas con el router o con la propia señal WiFi. En el primer caso habría que repasar que la configuración del router sea la correcta siguiendo las instrucciones del proveedor de acceso a Internet y el propio manual del dispositivo.
Cada vez es más frecuente que los routers incorporen una doble banda (2,4 GHz y 5 GHz), siendo la primera más veloz pero operando de modo óptimo sólo a menor distancia del router o con menos obstáculos de por medio, por lo que también habrá que tener en cuenta estos aspectos y verificar que el dispositivo desde el que se accede a Internet (portátil, consola, móvil, tablet) se conecta automáticamente a la banda que mejor servicio ofrece en función de la zona de casa o la oficina.
-Canales saturados: Como consecuencia de esa doble banda (2,4 GHz y 5 GHz) y dado que la primera es la habitual en todos los routers que no son de últimas generaciones, puede suceder que en el entorno exista una saturación de una banda determinada que ocasione una sobrecarga en esa parte del espectro radioeléctrico, una de cuyas posibles consecuencias sería la ralentización de la conexión a Internet.
La forma más sencilla de verificarlo pasa por buscar redes inalámbricas disponibles desde el dispositivo (ordenador, móvil, tablet…) para detectar cuántas redes WiFi hay operativas alrededor y con qué potencia llega la señal. Especialmente en entornos urbanos el número de redes inalámbricas detectadas puede ser enorme, pero lo habitual es que uno de los canales esté más «poblado» que el otro. Conociendo este dato puede accederse a la configuración del router para seleccionar la banda preferida.
-Interferencias: Todos los muebles, objetos y por supuesto paredes en un domicilio son obstáculos para la correcta transmisión de la señal WiFi, por lo que hay que ser especialmente cuidadoso con la ubicación del router y con los obstáculos que tiene alrededor. Será preferible ubicar el router en la posición más centrada del hogar o la oficina de manera que la señal llegue a la mayor cantidad de estancias posible.
Esto supone no colocarlo detrás de un mueble o detrás del televisor sino en un espacio lo más abierto posible. También resulta conveniente jugar con la posición de las propia antenas del router, que de manera cada vez más habitual cuenta con varias antenas orientables. Con un mínimo de dos la configuración recomendable sería colocar una en posición horizontal y otra en posición vertical. Finalmente hay dispositivos domésticos que pueden ocasionar interferencias activas con la señal del router, como son los hornos de microondas, así que es más que conveniente ubicar ambos aparatos lo más distanciados posible.
-Baja potencia de la señal: Una vez ubicado el router de manera correcta según las indicaciones del punto anterior aún puede suceder que la potencia de la señal no sea suficiente para ofrecer cobertura en los puntos más alejados. En estos casos es casi inevitable el recurso a los repetidores de señal, sencillos dispositivos que se conectan a un enchufe de alimentación eléctrica y que refuerzan la señal procedente del router ampliando el radio de cobertura del WiFi. Habitualmente aparecen detectados como extensión de la red WiFi principal y hay que verificar que los dispositivos se conectan a dicha extensión (que ofrecerá una señal WiFi más potente) en lugar de al router, que según la zona podría ofrecer una cobertura atenuada y, por lo tanto, menor velocidad y capacidad de conexión a Internet.
-Redes Mesh o de Malla: Las redes Mesh o de Malla son una evolución de los repetidores de señal previamente comentados, caracterizada por mejorar la conexión haciendo transparente para el usuario la transición entre las distintas zonas de cobertura correspondientes a cada módulo de manera que en la práctica aparece una única red WiFi independientemente del número de repetidores existente. Desaparece el posible conflicto de que el dispositivo mantenga la conexión con un repetidor alejado desde el que le llegue una señal más débil.
-Actualización de software: Puede suceder que una simple actualización de software acabe con la ralentización del funcionamiento de Internet. Puede ser una circunstancia más habitual en ordenadores que en dispositivos móviles pero si este fuera el caso bastaría con actualizar el sistema operativo o el firmware, en el caso de smartTV, videoconsolas o incluso del propio router… o hasta de la tarjeta de red del ordenador.
-Navegador de Internet: Hay navegadores que por diversas causas hacen que la navegación sea más fluida, mientras que otros consiguen justo lo contrario. En esta situación la solución es bien sencilla: basta cambiar de navegador. A veces puede suceder con determinadas páginas web que «se llevan mejor» con uno u otro navegador, por lo que puede ser buena idea tener instalados varios. También pueden revisarse las extensiones, plug-ins y complementos de los navegadores, desactivándolos todos y activándolos uno a uno de manera manual hasta detectar cuál es el que ralentiza la navegación.
-Intrusos: Una red WiFi que opera a baja velocidad puede ser síntoma de que hay un intruso en la misma aprovechándose de la conexión y ralentizándola para el legítimo usuario. Esta situación es más probable que suceda si se mantienen las especificaciones de serie del router (esa contraseña «admin») pero algún vecino puede haber empleado algún software capaz de acceder a la conexión WiFi. Hay aplicaciones (como Fing o Wireshark) que permiten detectar los dispositivos que están conectados a una red inalámbrica y que permitirán descubrir si alguien no autorizado está haciendo un uso ilegítimo de la conexión y, por tanto, ralentizándola.
-Conflictos entre el antivirus y el firewall: Un exceso de celo en la protección puede jugar una mala pasada si el cortafuegos y el antivirus entran en conflicto, teniendo como consecuencia una ralentización de la navegación. La solución pasa por modificar la configuración del firewall o cambiar de antivirus por uno que no entre en conflicto con el cortafuegos.
-Conflicto de configuración en Windows 10: Por motivos de seguridad, una determinada configuración del sistema operativo puede restringir el tráfico en la Red. Es algo que sólo debería suceder si el usuario manualmente activa esta opción, pero puede haber programas que afecten a esta configuración sin que el usuario sea advertido sobre ello. Para constatar si es este el caso hay que proceder a vaciar la memoria caché de DNS, modificar los servidores DNS para reducir el tiempo de respuesta y de resolución de nombres de dominio y limpiar la carpeta de archivos temporales.
-Malware: Una de las peores noticias sería que la ralentización del funcionamiento de Internet se deba a la presencia de software malicioso en el equipo. Significaría una vulnerabilidad que podría ser crítica y que sólo puede prevenirse con una navegación responsable y el uso adecuado de medidas de seguridad como los ya mencionados antivirus y firewall.
-Infraestructura: Si se han revisado todos los puntos anteriores y aun así la conexión persiste en una baja velocidad que además es constante (es decir, nunca hay un momento en el que se supera una determinada velocidad y esta es objetivamente baja) la razón podría deberse a la propia infraestructura de la red del suministrador de acceso.