La revolución de las tiendas de Pontevedra con más likes: «Foto que subo, prenda que vendo»
No solo en la moda
La revolución de los likes no pone en el punto de mira solo a las tiendas de moda. Roberto Juncal, de Alimentaciones Juncal, reconoce que a ellos también le ha ayudado. Y no solo a acercar clientes a su casa, sino a ofrecer productos de una manera más compleja. «Vemos que triunfa más los que aparece elaborado, si presentamos un plato finalizado, es mejor eso que poner solo las legumbres», explica el responsable de una tienda de las de toda la vida que reconoce que «ahora se acerca gente que viene buscando lo que vio en Instagram».
Natalia Rosales invirtió el proceso habitual. Con más de 91.000 seguidores en su perfil Mother of crasas, decidió montar una tienda física. Se convirtió en un referente on line sobre el cuidado de cactus y ahora atiende a sus clientes en un pequeño local en Rosalía de Castro. Eso sí, aunque muchos se le acercan después de ver sus redes sociales, ella no hace envíos. «Son muy sensibles», apunta. Es la otra cara de una forma de trabajar que ha llevado a los pequeños comerciantes a intentar ser tan competitivos como los grandes.
Todos coinciden en que ha supuesto un enorme esfuerzo personal y económico para poder llegar a todo. «El efecto de Instagram lo notamos más que la web y los redirige a la tienda física. Aunque te hayan hablado de la tienda, antes de pasarse, lo primero es ir a buscar en Instagram. Antes incluso que hacerlo en Google», apunta Nanda Castro, de Aromara, tienda de cosmética, que advierte: «Fíjate si creo que funciona que me gasto mucho dinero en eso, que no pagaría si no hubiera feedback. Es el escaparate por excelencia».
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